Suicidios, divorcios y desintegración familiar son algunas de las historias...
Naldy Rodríguez
Una nueva adicción corrompe a la sociedad xalapeña. No se trata de drogas ni alcohol, pero es igual o peor de dañina: desintegra familias, fomenta abandono de hijos y genera conductas antisociales e incluso delictivas.
Decenas y cientos de personas convirtieron los casinos, ahora tres en la capital del estado, en su segundo hogar. La adicción al juego ya provocó dos suicidios, divorcios y el abandono de los hijos, aseguran clientes frecuentemente de estos centros de diversión.
Este virus dañino carcome a toda la ciudadanía sin distinguir estatus social, edad o sexo.
Quienes lo padecen pueden pasar todo el día frente a las maquinas de apuesta y se alimentan de la comida que el propio casino les proporciona, sin importar que gasten el dinero de la colegiatura de sus hijos, la mensualidad del coche o la casa y, lo que es peor, sin importar si quiera que sus vástagos permanezcan solos en casa o afuera del centro de apuestas.
Amas de casa, burócratas, empleados, pensionados e incluso jovencitos de no más de 21 años forman parte de la lista de adictos al juego, un problema que crece como la espuma sin que autoridad alguna haga algo para frenarla.
El nombre oficial de esta adicción es ludopatía explicó el procurador General de Justicia, Salvador Mikel Rivera, quien consideró que se deberían de tomar acciones en materia preventiva para atender esta “enfermedad”.
Se trata, resaltó, de evitar que jóvenes y señoras, las principales víctimas, caigan en este padecimiento.
“Es reconocido, es un padecimiento que se llama ludopatía verdad, que es la adicción al juego, es algo que se debe de trabajar con sentido preventivo para evitar que jóvenes y señoras vayan a caer en esta adicción”, dijo.
Al hacer un recorrido por uno de los casinos, el de mayor tiempo en Xalapa, se observa toda una forma de vida de quienes ahí asisten, que se caracteriza por la soledad. Los asistentes poco interactúan y los asiduos saben que “una señora” ocupa determinada maquina casi a diario, en determinado horario, pero no siquiera conocen su nombre.
“Aquí no hay interacción social, son pocos quienes asisten acompañados, aquí no se viene a hacer amigos”, explicó Doña Mercedes, quien asiste al menos tres veces por semana a alguno de los tres casinos de la cuidad.
Y aunque no saben sus nombres de pila, si las tragedias que viven cuando no pueden controlar el vicio por el juego.
Uno de los casos más lamentables fue el de n señor que iba casi a diario, empezó a jugar en las maquinas tipo Las Vegas, pensó que ganaría, pero la suerte no estuvo a su favor….descontrolado perdió primero un terreno, luego la hipoteca de su casa y su carro, después se supo que se suicidó.
“Ya ha habido grandes tragedias…De todo se entera uno, el señor ya cuando perdió la casa se suicido. Hay otra señora que venía hasta en pijama, se ve que se hacía solo una cola, al poco tiempo se divorció”, reveló.
Otro de los casos que conoce doña Mercedes, es el de una mamá joven, con todo y bebé, y niñera, asiste a jugar al casino por varias horas.
La ociosidad y el aburrimiento fomentan la adicción
A las 11 de la mañana, cuando abren estos centros de apuestas, los primeros en llegar son adultos mayores, pensionados en su mayoría. Después de las 2 de la tarde ya llegan jóvenes (mayores de 18 años) y adultos, hombres y mujeres por igual.
“Desde las 12 hasta las 3 de la tarde se ven jubilados, viejecitos, gente que ya esta aburrida”, explicó Mercedes, mujer casada y con hijos ya grandes, quien gasta de 300 a 500 pesos por visita al casino.
Al preguntarle si es fácil “engancharse” de los juegos de azar, sin dudarlo ni titubear, responde que sí, “claro, te encanta, es divertido”.
Comes, cenas y te vas...
Este estilo de vida se traduce en desintegración familiar, quienes padecen ludopatía pasan la mayor parte del día frente a las maquinas, ahí desayunan, comen y cenan.
Conociendo los puntos débiles de sus clientes, estos casinos ofrecen bufete de comida y cena, en algunos días de la semana. Incluso, te llevan el café, refresco y botana hasta la maquina en la que estés para que no te distraigas.
Los costos además por el servicio de comida es muy “económico”, 9 pesos unos tacos de botana, 100 pesos el bufete para ti y tu acompañante, lo cuantioso es lo que pueden llegar a perder los clientes en tan sólo unos minutos.
Articulo publicado en el Heraldo de Xalapa
Naldy Rodríguez
Una nueva adicción corrompe a la sociedad xalapeña. No se trata de drogas ni alcohol, pero es igual o peor de dañina: desintegra familias, fomenta abandono de hijos y genera conductas antisociales e incluso delictivas.
Decenas y cientos de personas convirtieron los casinos, ahora tres en la capital del estado, en su segundo hogar. La adicción al juego ya provocó dos suicidios, divorcios y el abandono de los hijos, aseguran clientes frecuentemente de estos centros de diversión.
Este virus dañino carcome a toda la ciudadanía sin distinguir estatus social, edad o sexo.
Quienes lo padecen pueden pasar todo el día frente a las maquinas de apuesta y se alimentan de la comida que el propio casino les proporciona, sin importar que gasten el dinero de la colegiatura de sus hijos, la mensualidad del coche o la casa y, lo que es peor, sin importar si quiera que sus vástagos permanezcan solos en casa o afuera del centro de apuestas.
Amas de casa, burócratas, empleados, pensionados e incluso jovencitos de no más de 21 años forman parte de la lista de adictos al juego, un problema que crece como la espuma sin que autoridad alguna haga algo para frenarla.
El nombre oficial de esta adicción es ludopatía explicó el procurador General de Justicia, Salvador Mikel Rivera, quien consideró que se deberían de tomar acciones en materia preventiva para atender esta “enfermedad”.
Se trata, resaltó, de evitar que jóvenes y señoras, las principales víctimas, caigan en este padecimiento.
“Es reconocido, es un padecimiento que se llama ludopatía verdad, que es la adicción al juego, es algo que se debe de trabajar con sentido preventivo para evitar que jóvenes y señoras vayan a caer en esta adicción”, dijo.
Al hacer un recorrido por uno de los casinos, el de mayor tiempo en Xalapa, se observa toda una forma de vida de quienes ahí asisten, que se caracteriza por la soledad. Los asistentes poco interactúan y los asiduos saben que “una señora” ocupa determinada maquina casi a diario, en determinado horario, pero no siquiera conocen su nombre.
“Aquí no hay interacción social, son pocos quienes asisten acompañados, aquí no se viene a hacer amigos”, explicó Doña Mercedes, quien asiste al menos tres veces por semana a alguno de los tres casinos de la cuidad.
Y aunque no saben sus nombres de pila, si las tragedias que viven cuando no pueden controlar el vicio por el juego.
Uno de los casos más lamentables fue el de n señor que iba casi a diario, empezó a jugar en las maquinas tipo Las Vegas, pensó que ganaría, pero la suerte no estuvo a su favor….descontrolado perdió primero un terreno, luego la hipoteca de su casa y su carro, después se supo que se suicidó.
“Ya ha habido grandes tragedias…De todo se entera uno, el señor ya cuando perdió la casa se suicido. Hay otra señora que venía hasta en pijama, se ve que se hacía solo una cola, al poco tiempo se divorció”, reveló.
Otro de los casos que conoce doña Mercedes, es el de una mamá joven, con todo y bebé, y niñera, asiste a jugar al casino por varias horas.
La ociosidad y el aburrimiento fomentan la adicción
A las 11 de la mañana, cuando abren estos centros de apuestas, los primeros en llegar son adultos mayores, pensionados en su mayoría. Después de las 2 de la tarde ya llegan jóvenes (mayores de 18 años) y adultos, hombres y mujeres por igual.
“Desde las 12 hasta las 3 de la tarde se ven jubilados, viejecitos, gente que ya esta aburrida”, explicó Mercedes, mujer casada y con hijos ya grandes, quien gasta de 300 a 500 pesos por visita al casino.
Al preguntarle si es fácil “engancharse” de los juegos de azar, sin dudarlo ni titubear, responde que sí, “claro, te encanta, es divertido”.
Comes, cenas y te vas...
Este estilo de vida se traduce en desintegración familiar, quienes padecen ludopatía pasan la mayor parte del día frente a las maquinas, ahí desayunan, comen y cenan.
Conociendo los puntos débiles de sus clientes, estos casinos ofrecen bufete de comida y cena, en algunos días de la semana. Incluso, te llevan el café, refresco y botana hasta la maquina en la que estés para que no te distraigas.
Los costos además por el servicio de comida es muy “económico”, 9 pesos unos tacos de botana, 100 pesos el bufete para ti y tu acompañante, lo cuantioso es lo que pueden llegar a perder los clientes en tan sólo unos minutos.
Articulo publicado en el Heraldo de Xalapa
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